El centenario franciscano es un camino que hemos decidido emprender para que toda la familia franciscana en todo el mundo celebre el 800 aniversario de la Pascua de San Francisco y los acontecimientos culminantes de los últimos años de su vida. Dicho Centenario se ha dividido en 4 Centenarios, repartidos respectivamente en 4 años donde se podrá reflexionar y contemplar la Regla y la Navidad en Greccio (1223-2023), el don de los Estigmas (1224-2024), el Cántico de la Criaturas (1225-2025), la Pascua de Francisco de Asís (1226-2026).
Bien pues nos encontramos en este año celebrando la aprobación de la Regla (la forma de vida de los frailes menores). Todos los miembros de la Familia Franciscana profesan una Regla que se convierte en forma de vida y que consiste en observar el Evangelio. La celebración de la Regla bulada nos recuerda que, para Francisco de Asís, el núcleo de la misma es el Evangelio, como afirma en su Testamento: «El Altísimo mismo me reveló que debería vivir según la forma del santo Evangelio.
Y celebramos la celebración de la Navidad en Greccio, Tomás de Celano escribe sobre las motivaciones que llevaron a Francisco de Asís a preparar el Belén (nacimiento) y celebrar la Eucaristía en una gruta. El Poverello se detiene en Greccio porque quiere contemplar la concreción de la Encarnación, es decir, la sencillez, la pobreza y la humildad del Hijo de Dios «que se nos dio a sí mismo con sumo e inefable amor» (1 Celano 87). Esta misma dinámica la encontramos en la contemplación de la Eucaristía: «Ved que diariamente se humilla, como cuando desde el trono real vino al útero de la Virgen; diariamente viene a nosotros él mismo apareciendo humilde; diariamente desciende del seno del Padre sobre el altar en las manos del sacerdote» (Admoniciones I, 16-18).Es una invitación a detenerse ante el misterio de la Encarnación para contemplar la grandeza del amor divino por la humanidad. El Hijo de Dios se hace también Hijo del hombre, se hace uno de nosotros, nuestro hermano (cf. Carta a los fieles, 2ª redacción 56). Nuestra fe en la Encarnación nos impulsa a descubrir las semillas del Verbo (semina Verbi) presentes en todas las culturas y en la sociedad contemporánea, para que florezcan las semillas de humanidad que allí se encuentran.
Que estas celebraciones nos ayuden a partir de nuestro testimonio de fraternidad y minoridad en la vivencia de nuestra Regla, colaborar en la construcción de lazos de unidad en la sociedad y las instituciones que la constituyen. Y a Renovar nuestra vida de fe para que sea cada vez más encarnada y concreta.
Fray David García Rosa. OFM